viernes, 15 de octubre de 2010

Blanco y negro, raramente gris.

El corazón en la garganta, la peor sensación del mundo.
O por lo menos para mí.
Ansiedad, miedo, tristeza, todo junto y a la vez.
Miedo de perder, de que esa sensación de hablar contra una pared no cambie nunca.
Siempre los mismos problemas, siempre el mismo momento.
La misma explicación mil veces, y la misma respuesta de siempre.
Ningún acuerdo, ninguna solución. No hay interés común, no hay tregua.
Se puede vivir así toda la vida?
Porque no puedo vivir sin él.
Pero en eso no cambia.
Necesidad de estar sola, de no hablarle, de no escucharle, de no oír su voz.
Es un abismo, una espiral, un círculo cerrado, no consigues salir, empiezas en un punto y acabas en el mismo cuando llegas al final, y después vuelta a empezar otra vez.
Luego todo esto pasa, se olvida, y vuelvo a estar tan enamorada, pero odio este sentimiento.
Después vuelta a la felicidad de siempre...
Hasta la próxima.
Porque lo peor de toda esta situación es que sé que se volverá a repetir.
Es el problema de que sean los más mínimos detalles los que más feliz me hacen, y también los que peor me hacen sentir.
Para todo el mundo una tontería, una estupidez.
Para mí un vacío a mis pies.
Ultrasensibilidad, bipolaridad tal vez.



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Sueños por cumplir