Hoy le he visto como nunca antes pensé que podría verle.
Hoy le he visto enfadado, furioso, gritando, vociferando, golpeando contra todo cuanto encontraba a su paso.
Por supuesto, no contra mi, sino para defendernos, para defenderme, aunque más bien era a si mismo a quien protegía.
Era auténtica rabia, furia, pero sobre todo impotencia.
Sus lágrimas salían de sus ojos venciendo toda la resistencia que era capaz de oponer, haciendo temblar su voz y su cuerpo.
Una batalla en la que él tendría que haber sido ganador, y que como por arte de magia acababa con todas sus defensas, dejando su parte más vulnerable a la vista, su único punto débil: yo.
Hoy se ha enfrentado a todo, se ha revelado contra las normas impuestas, simplemente para defenderme.
Eso debería ser un cumplido, tendría que sentirme halagada por ello, pero contra todo pronóstico me siento fatal.
Peor que nunca, tal vez.
Hoy he descubierto su lado oscuro, la bestia que es capaz de ocultarse bajo esa piel suave y cálida, detrás de unos ojos verdes capaces de iluminar.
En el fondo, tengo miedo.
Miedo de que un día saque toda esa fuerza contra mi, miedo a que salga la bestia si algún día decidiera dejarle, cosa que por otra parte, no tengo intención de hacer jamás.
Es escalofriante ese grado de bipolaridad extrema: verle transformado en un niño que busca consuelo bajo los pliegues de mi cuerpo, que besa cada centímetro de mi piel con la mayor ternura que he visto jamás, en aquel que llora de felicidad por verme allí en la cama junto a él, el que me mira a los ojos mientras me acaricia las mejillas.
Y en menos de diez minutos, esa imagen ha desaparecido, engullida por un monstruo feroz, de fuerza descomunal.
Sé cuanto le dolería leer esto, y espero que jamás llegue a hacerlo, creo que no aguantaría que le viera capaz de hacerme daño, pero aun así, no puedo evitarlo.
Una noche que empezó como una escapada del mundanal ruido y que ha acabado con gritos, golpes y ansiedad.
Y dentro de mi, un profundo malestar que dirige mis manos, tecleando cada letra que compone cada uno de mis pensamientos.
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Sueños por cumplir