domingo, 5 de diciembre de 2010

Spinning round and round

Yo creía que el mundo era una caja de sueños, una caja de esas que, al abrirlas, suena una musiquita simple, dulce y alegre, de esas en las que una bailarina inocente cobra vida al son de la música, dando vueltas sin parar, una tras otra, sin descanso, siempre sonriente.

Pero un día sin previo aviso, a la bailarina se le acabó la cuerda, dejó de bailar, la música cesó, y la caja se cerró con llave tragándose para si misma todos los sueños que podía imaginar.
Probé con todas las llaves que pude encontrar, incluso con aquellas que sabía eran demasiado grandes como para encajar. No dio resultado.



Sin embargo, durante una milésima de segundo un olor dulce, caliente, conocido, inundó mi habitación, un olor que alborotó hasta la más mínima fibra de mi ser, un olor que se apoderó de mi espíritu arrancándome la más profunda de las sonrisas.


Y entonces, la caja se abrió de nuevo, la música volvió a sonar, la bailarina siguió girando, y los sueños, otra vez al alcance de mi mano, a tan sólo un salto de distancia, y a veces, a simplemente una sonrisa.

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Sueños por cumplir